El domingo siguiente a la solemnidad de Pentecostés celebramos otra solemnidad: La Santísima Trinidad. Esta fiesta no es fija, depende de cuando termina la Pascua, a veces cae en mayo, a veces en junio, pero siempre es el domingo siguiente a Pentecostés.
El Papa Juan XXI, extendió esta celebración a toda la Iglesia latina en 1334, y de ahí se han desarrollado varios ejercicios de piedad como lo explica el Directorio de Piedad Popular y de Liturgia:
"En efecto, son numerosos los ejercicios de piedad que tienen una impronta y una dimensión trinitaria. La mayor parte de ellos comienza con el signo de la cruz y "en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo", la misma fórmula con la que son bautizados los discípulos de Jesús (cfr. Mt 28,19) y comienzan una vida de intimidad con Dios, como hijos del Padre, hermanos del Hijo encarnado, templos del Espíritu. Otros ejercicios de piedad emplean fórmulas similares a la actual Liturgia de las Horas, y comienzan dando "Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo". Otros concluyen con la bendición impartida en el nombre de las tres Personas divinas. Y no son pocos los ejercicios de piedad cuyas oraciones, siguiendo el esquema característico de la oración litúrgica, se dirigen "al Padre por Cristo en el Espíritu" y presentan formulas doxológicas inspiradas en los textos litúrgicos."
El año pasado, hicimos dos versiones de pastel para este día. Uno de mis hijos sugirió hacer un pastel en forma de cruz que representara cuando hacemos la señal de la cruz y que escribiéramos "Padre, Hijo, Espíritu Santo" como se ve en la foto:
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La otra versión del pastel, fue hacer un triángulo con tres minipasteles sobre los cuales también escribimos "Padre, Hijo, Espíritu Santo":
¡Todo por amor a Cristo y a su Iglesia!
Xhonané
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