miércoles, 16 de febrero de 2011

Reflexión sobre la Cátedra de San Pedro

Fuente foto

"El 22 de febrero, se celebra la Cátedra de San Pedro, esta fiesta solemne se remonta al siglo IV y con la que se rinde homenaje y se celebra el primado y la autoridad de San Pedro.
La palabra "cátedra" significa asiento o trono y es la raíz de la palabra catedral. Una catedral es la iglesia desde donde uno obispo predica en su trono.
Sinónimo de cátedra es también "sede" (asiento o sitial) "sede" es el lugar desde donde un obispo gobierna su diócesis. Por ejemplo, la Santa Sede es la sede del obispo de Roma, el Papa". Corazones

Por Cynthia Garza de Hernández

Ya tenemos en la palabra "cátedra" dos significados que nuestra fe nos propone hacia el Sumo Pontífice, predicar que es enseñar la Verdad de Cristo y gobernar, hacer que la Ley de Cristo se viva y brille en el mundo.

 Juan Pablo II dijo que "El Señor confió al jefe de los apóstoles, confirmar y guiar a la Iglesia en la unidad de la fe. En esto consiste el 'ministerium petrinum', ese servicio especial que el obispo de Roma está llamado a rendir a todo el pueblo cristiano. Misión indispensable, que no se basa en pensamientos humanos, sino en Cristo mismo como piedra angular de la comunidad eclesial".
"Recemos -dijo- para que la Iglesia, en la variedad de culturas, lenguas y tradiciones, sea unánime en creer y profesar las verdades de fe y de moral transmitidas por los apóstoles".

Si la misión del Papa es cuidar que se viva en esa unidad de fe y cumplimiento de la verdad que viene siendo transmitida desde los primeros cristianos, ¿cómo podremos cuidar nuestra propia fe y las de los demás?

Tenemos la experiencia de que para conocer a fondo nuestra fe, hay una necesidad primordial de conocerla y es en la lectura de la Palabra de Dios. La lectura del Evangelio es "la Buena Nueva" que ilumina el Antiguo Testamento, no lo anula, sino que lo hace nuevo.

Quizá no hemos profundizado bien los cristianos en lo que significa hacer nuevo algún aspecto de nuestra vida cristiana. Un ejemplo muy sencillo es en la frase que dice "ojo por ojo y diente por diente". En esta frase no se abre al alma la posibilidad de perdonar a quien injuria, y Nuestro Señor nos pide en el Nuevo Testsmento: "perdona y no solo eso ama a tu enemigo, saber poner la mejilla, perdonar hasta setenta veces siete y mucha mas fraces; nada menos la que pronuncia ya estando colgado a la Santa Cruz" "Padre perdónales porque no saben lo que hacen" .

Ésta es la novedad de nuestra fe, la grandeza de corazón, la magnanimidad, la nisericordia y el perdón. Es imprescindible el que conozcamos y leamos a diario, si es posible la Biblia, y sobre todo el Nuevo Testamento, acompañado y rodeado de buenas lecturas que puedan ir llevando nuestra inteligencia al conocimiento de la fe, de la moral o de las costumbres propias o requeridas del buen cristiano celoso del amor y actuar del corazón amorosísimo de Cristo.

Otra manera de cuidar las leyes de la Iglesia, es apelar a nuestra ley natural, que es nuestra conciencia, inscrita en el alma desde nuestra creación. Es una ayuda enorme, pero sólo si hemos cuidado de que ésta no se haya desviado por descuido, amor propio, comodidad. Hay un dicho popular "ante la duda, jenuflexión". Saber pedir consejo, en pocas palabras, a quien sabemos doctos y con vida recta y exigente, porque un ciego no puede guiar otro ciego.

Amemos nuestra fe, cuidemos delicadamente de nuestra conciencia, que es lo que nos llevará al Cielo, a gozar de la presencia del Señor. Hace unos días leía un trozo de la historia de la aparición de la Virgen de Lourdes y me conmivieron unas palabras de la Virgen a la pequeña Bernadette: "Ven aquí durante quince días seguidos". La niña le prometió hacerlo y la Señora le expresó. "Yo te prometo que serás muy feliz, no en este mundo, sino en el otro".

La felicidad que el mundo nos ofrece es momentánea, pasa tan rápido, y está acompañada necesariamente de dolor y cansancio... Por eso la felicidad duradera y permanente está "En la posesión del Bien Absoluto (Dios) de forma permanente". Santo Tomás de Aquino . La Eternidad en el Cielo.

Otra forma de alimentar ese crecimiento y cuidado de nuestra conciencia, es la vida y costumbres limpias y con exigencia hacia la verdad, pues como dice el dicho, "el que no piensa como vive, termina viviendo como piensa" y "el que cede en poco, cede poco a poco".

Los escritos de algunos teólogos reconocidos y rectos, acompañados de lecturas que nos ayuden a la adquisición de vitudes, son grandes impulsos para nuestro crecimiento personal y desarrollo en nuestra cultura. El mayor enemigo de nuestra fe es la ignorancia.

No dejemos de exigirnos el tener un buen libro en nuestra cabecera, 10 ó 15 minutos diarios nos harán devorar una enorme cantidad de buena doctrina y nos inyectarán entusiasmo en diversos campos para seguir adelante, luchando para llegar a la meta mas alta que cualquier ser humano pueda lograr.

En estas lecturas hay que tener un buen guía y copio palabras de San Basilio:
Tras una larga experiencia en convivir y estudiar autores paganos o desconocedores de la fe, recomendaba San Basilio: «Debéis, pues, seguir al detalle el ejemplo de las abejas. Porque estas no se paran en cualquier flor ni se esfuerzan por llevarse todo de las flores en las que posan su vuelo, sino que una vez que han tomado lo conveniente para su intento, lo demás lo dejan en paz".
»También nosotros, si somos prudentes, extrayendo de estos autores lo que nos convenga y más se parezca a la verdad, dejaremos lo restante. Y de la misma manera que al coger la flor del rosal esquivamos las espinas, así al pretender sacar el mayor fruto posible de tales escritos, tendremos cuidado con lo que pueda perjudicar los intereses del alma».

La prudencia en las lecturas es manifestación de fidelidad a las enseñanzas de Jesucristo; la fe es nuestro mayor tesoro, y por nada del mundo nos podemos exponer a perderlo o a deteriorarlo. Nada vale la pena en comparación de la fe. Debemos velar por nosotros mismos y por todos, pero de modo particular por aquellos que de alguna manera el Señor nos ha encomendado: hijos, alumnos, hermanos, amigos.

Vamos juntos a pedirle a la Santísima Virgen que como ejemplo suyo seamos fieles, seamos heroicos en esos momentos en que la barca de Pedro está siendo sacudida, podamos construir entre todos sus navegantes un puerto donde encallar, un lugar donde repose con paz y seguridad nuestro destino seguro que es la Iglesia y sus Pastores.

Seamos fieles, y recordemos siempre que ser fieles es amar lo que obedecemos, no sólo es obedecer. El amor , y lo que hagamos por amor, es lo que permanecerá para la eternidad.

¡Viva Nuestro Papa Benedicto XVI!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

ShareThis