Hoy tengo el gusto de presentarte a una gran mujer de Dios y amiga mía que he conocido a través de mi aventura en este blog y con la que he colaborado en varios proyectos en Familia Católica. Su nombre es Beatriz Reyes y su blog es Conócete a tí mismo y sé lo que eres. Bea es una pionera del homeschooling en Argentina y le agradezco muchísimo que haya aceptado compartir su testimonio como mamá homeschooler. ¡Gracias Bea!
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"La
verdad que estábamos muy desconformes con la metodología constructivista y los
contenidos del colegio privado al que concurría nuestra hija mayor.
En
un principio intentamos hablar con docentes y coordinadores, pero fue inútil.
No parecían entender o reconocer que había problemas. No éramos los únicos, ya
que otros padres se quejaban de lo mismo y siempre nos encontrábamos con una
pared. “Ahora se enseña así”; “Uds. no entienden”; “dejen a los chicos solos
que nosotros nos arreglamos”; “las operaciones matemáticas las terminan de
aprender en 6º o 7º grado”, “uds. no tienen que intervenir”, “con los cuadernos,
uds. no tienen nada que hacer” , “ahora no se aprende como cuando éramos
chicos”, etc.
Por
otra parte, no se trataba simplemente de cambiar de colegio porque los demás
institutos tenían criterios semejantes e incluso problemas peores.
Las
escuelas públicas o estatales están profundamente ideologizadas con prácticas y
contenidos socialistas, tienen muchas huelgas docentes, problemas edilicios, de
violencia, de droga, etc. Y las privadas de mi ciudad, aunque son costosas, no
hacen la diferencia. El problema principal está en que no se distinguen por sus
contenidos de la escuela estatal, los maestros y docentes reciben similar
“formación” que los de la pública, los libros de texto son exactamente los
mismos, etc. Tampoco se distinguen por ausencia de violencia o por, al menos,
no tener docentes socialistas. Es insólito, pero acá una familia puede pagar
cuotas altísimas para que en algunos institutos sus hijos tengan maestros y
profesores socialistas que se manifiesten como tales… Además, los institutos
privados están obligados a impartir -y cumplen- la mal llamada “educación”
sexual. La diferencia que aportan es la enseñanza de algún idioma y no siempre
lo hacen tan bien. Hay que reconocer, claro, que no es todo “culpa” de estos
institutos, sino del control “pedagógico” que ejerce el Estado, de la escasez
de buenos docentes bien formados, de la comodidad de los padres, de la
desintegración familiar, del abandono por parte de muchas órdenes religiosas de
su misión educadora, etc.
En
mi ciudad existen dos colegios “católicos” (y uno cristiano donde se alternan
un sacerdote y dos pastores para brindar formación religiosa) que prácticamente
no tienen religión y la poca que imparten o es contraria a la enseñanza de la
Iglesia o no aporta al crecimiento de la fe. No preparan para recibir los
sacramentos, por ejemplo. No tienen Misa casi nunca. Uno de ellos, que
antiguamente pertenecía a una obra educativa católica, hubiese prestado sus
instalaciones a un grupo abortista si no hubiese sido denunciado y presionado.
Por eso, no habíamos anotado a nuestra hija en estas escuelas y manejábamos la
educación religiosa por otros carriles y esto también se hacía muy difícil.
Ahora
bien, si el colegio en el que ya estaba inscripta –que es uno de los mejores en
esta ciudad, o sea, con menos males que los otros-, no daba para más, ¿qué
hacíamos?
Para
ese momento, nos enteramos de una familia que hacía homeschooling en una ciudad cercana, pero como no entendíamos bien,
nos pareció una locura. Sin embargo, casi enseguida, un amigo recién llegado de
EEUU nos habló sobre las virtudes de este sistema.
Demoramos
la decisión, pero al finalizar el 1º trimestre de 4º grado de nuestra hija
mayor, vimos que no era posible sostener la situación y empezamos. Hacía ya dos
años y medio que al volver del colegio a las 16 hs., nos sentábamos a hacer la
tarea y a volver a explicar de manera comprensible lo que no entendía en la
escuela. Por supuesto que eso generaba mal humor, rebeldía, frustración y gran
cansancio por parte de ambas. Hay padres que contratan una maestra particular
para reparar los desaguisados de la escuela, otros dejan correr el tiempo
mientras el chico vaya pasando de grado. Es importante dejar sentado que
nuestra hija siempre sacaba buenas notas, o sea, que si no nos hubiésemos
preocupado, probablemente seguiría sufriendo en el instituto. El ‘sistema’
genera la ilusión de que todo va bien y para los casos extremos están las
psicopedagogas, las psicólogas y las fonoaudiólogas, y, llegado el caso, las
pastillas.
Ahora
podemos educar libremente, dar buenas lecturas con vocabulario variado y rico,
incorporando la tradición católica a la enseñanza, lo que significa un salto
cualitativo. En lugar de vivir tratando de reparar daños continuamente,
sentimos que vamos avanzando.
Supongo
que es inevitable hablar de la “socialización”.
En realidad no es una expresión inocente ya que esconde una ideología.
Si el niño tuviese que socializarse, significaría que no es por naturaleza
social y que debe devenir tal por la escolarización compulsiva. Por supuesto
que todo lo que tenemos potencial por naturaleza necesita ser cultivado para
desarrollarse, y eso se aplica a la inteligencia, a los talentos, pero también
a la sociabilidad. Sin embargo, esto no implica necesariamente la
escolarización y sobre todo no la escolarización que se impone en la actualidad
en muchos lugares de Argentina, es decir, el depósito de los niños en la
escuela pública o privada durante ocho horas.
Por
otra parte, “socialización”, en tanto concepto ideológico, significa
igualación, equiparación. Tanto el liberalismo político como los diversos
socialismos comparten la ilusión de que la escuela es el lugar mágico donde el
ciudadano se genera. Como toda utopía, además de carecer de una concreción en
la realidad, engendra monstruos. En este caso: analfabetismo funcional,
violencia, utilitarismo, etc. Pero aunque esta escuela no engendre ciudadanos,
sí engendra división familiar por un profundo corte generacional, ya que los
hijos llegan a ser extraños para sus padres y viceversa.
En
este último tiempo, he ido confirmando que los problemas que tenía mi hija se
repiten en otros casos. Por
ejemplo, la semana pasada, una tía que ve a su sobrina de 7 años cuando la visita desde Europa, nos decía: “No
entiendo por qué Fulanita, que era tan despierta (hacía 2 años que no la veía),
que sabía las letras, que contaba tan bien antes de empezar la primaria, ahora
tiene errores, se confunde las letras y lee mal. Si la corrijo me dice que la
Señora la deja hacer como ella quiere, que se puede escribir como uno quiere”. Esta
tía estaba realmente preocupada porque la ve inquieta, distraída, y se da
cuenta que la niña retrocedió en lugar de desarrollar su inteligencia.
Situaciones
así se multiplican. La misma hija de una de las maestras del nivel inicial,
lloraba al tener que hacer restas y su mamá no encontraba la manera de
recuperar el estropicio de la enseñanza primaria.
Es
importante notar que ninguno de los casos que considero relevantes, son de
niños con problemas familiares o de nutrición, o con alguna deficiencia, o con
padres incultos. Todos niños de clase media bien nutridos con familias
normales, con ambos padres con estudios terciarios o universitarios. Yo misma
soy docente universitaria y la impotencia que experimentaba con la situación de
nuestra hija era enorme. Sobre todo porque veía “nacer” muchos de los problemas
educativos que tienen mis alumnos universitarios.
Francamente
creo que es la falta de información sobre todos los costados que tiene la
escolarización pública o privada en la actualidad, lo que hace que los padres, aun estando
preocupados por la educación de sus hijos y pretendiendo participar activamente
en ella, aun siendo personas con altos niveles de educación o cultura, aun
siendo católicos o religiosos, no alcancen a entender los frutos malsanos de
dicha escolarización. En general se buscan salidas “profesionales”:
psicopedagogas, psicólogas, maestra particular, fonoaudióloga, etc., o se
confía ingenuamente en que mágicamente la orientación familiar prevalecerá
sobre las ocho horas de escuela.
Si
un niño está ocho horas en la escuela, concurre a hacer otras actividades fuera
del hogar, en vacaciones va a la colonia y los fines de semana al club, ¿en qué tiempo real concreto y humano le
serán transmitidos o compartidos otros valores?
Desde
que educamos en casa, la proporción de tiempo dentro y fuera del hogar se ha
invertido. Ahora nuestra hija solamente pasa fuera de casa entre 4 y 1 horas
diarias en actividades deportivas o de aprendizaje de idiomas, o sea
actividades que forman parte de lo formalmente educativo y que no pueden
hacerse en casa. Pero tiene tiempo para compartir con amigos, leer, tener sus
propios proyectos.
SITUACIÓN ARGENTINA
En
Argentina, la ley nacional de educación es, en lo fundamental, una ley
estatista de inspiración, a la vez, liberal (por la mala “tradición” iluminista
educativa argentina) y socialista (por las tendencias de los gobiernos
recientes), pero deja resquicios para la educación en institutos privados –que
está muy extendida en el país- y no prohíbe la educación familiar. En la
redacción de la ley se nota que hubo diversas manos, lo que hay que festejar
porque deja puertas abiertas a la libertad de enseñar y aprender.
Algunos
se confunden y piensan que no se puede educar en el hogar en Argentina, porque
la ley dice que la educación a distancia es una opción para los mayores de 18
años (art. 109 de la Ley 26.206/2006), pero esto puede interpretarse como
referido a la educación terciaria o
universitaria y que puede seguir el alumno de modo directo con la institución
educativa, por tutorías virtuales. Según esta última modalidad, funcionan
muchos institutos terciarios no universitarios y unas cuantas carreras
universitarias en el país.
La
educación familiar o homeschooling no
se identifica con cualquier tipo de educación a distancia. El niño no se educa
solo. Tiene a sus padres, o a los tutores que ellos elijen, conduciendo el
aprendizaje, aunque los contenidos y las propuestas metodológicas provengan de
alguna escuela a distancia. La misma ley nacional propone como opción en el
art. 144 esta modalidad para los niños y jóvenes argentinos radicados
temporalmente en el extranjero.
El
homeschooling es una realidad que se
está extendiendo también en Argentina, aunque no hay datos sobre la cantidad de
familias".
Beatriz Reyes
la verdad me gusto mucho tu blog!, yo tengo un blog que utilizo para la evangelización, formación, difusión y predicación de la Palabra de Dios y temas afines, como la Doctrina de nuestra Santa Iglesia Católica, y subo artículos relacionados con nuestra fe, con la filosofía y teología cristiana. Me gustaría que pasaras y su tenes la posibibilidad de recomendarlo, te lo agradezco de corazón!!! Que el Señor bendiga tu vida, y tus proyectos!!
ResponderBorrarGracias por tu visita Apostol Totus Tuus!!! Ahora mismo voy a tu blog!!
BorrarHola amiga. Te cuento que estamos felices en nuestras primeras semanas de homeschooling!! Estuve muy ocupada en estos meses, pero ya siento que estoy ubicándome. Gracias por todo lo que nos compartes y gracias a Beatriz por su testimonio.
ResponderBorrar¡Qué bendición caminar!!! Muchas felicidades por este nuevo paso que han tomado como familia!! Estoy segura de que todo saldrá bien, ya verás cuántas cosas podrán hacer juntos. Sólo ten paciencia, y encomiéndate a Dios todos los días : )
BorrarUn fuerte abrazo,
En verdad que los problemas de la educación son similares en todos los paises. Es un problema a nivel mundial. Lo que nos narra Beatriz es muy parecido a lo que vivimos en México. Gracias por compartirnos tu testimonio
ResponderBorrarTienes razón Ana Laura, estoy de acuerdo. Parece que leemos lo que se vive en México. Me alegra mucho que Bea sea pionera del homeschooling en su país. Te mando un fuerte abrazo.
BorrarMuchas gracias, Xhonané por publicar mi testimonio.
ResponderBorrarRecién puedo meterme en el blog para leer tus novedades. Estas semanas fueron un poco agitadas, con visita de mis padres, preparación de cursos, etc.
Me alegra mucho recibir el apoyo de todas uds. aunque estemos lejos.
Cariños en Cristo