Por Cynthia Garza de Hernández
Tenemos por Madre y protectora nuestra a la mismísima Madre de Dios. San Juan cuando nuestro Señor estaba en la Cruz, recibió a María como su madre, y María recibió a Juan como su hijo, ahí estamos representados todos.
Nadie queda fuera del corazón de María, es nuestra intercesora, puede alcanzarnos todo lo que convenga de su Hijo.
Recurrir a Ella es un descanso para nuestra alma, alimenta nuestra fe, alienta nuestra esperanza y enciende nuestra caridad, porque Ella jamás dudó, nunca desesperó y amó como ninguna criatura en la tierra lo hará.
El 11 de febrero, festejamos a la Santísima Virgen en la advocación de Lourdes, que se apareció en una gruta a una pequeña pastorcita Bernardita. Ahí nos muestra su compasión por nuestras enfermedades. Comprende lo que su Hijo Jesús siempre quiere para nosotros, la salud de alma y cuerpo.
La salud del cuerpo es algo efectivamente importante para cualquier persona, pero para los creyentes la salud del alma es primordial.
El pecado es la enfermedad del alma, y sabemos que el pecado grave, es la muerte del alma, la separación absoluta abismal entre Dios y el alma. Con nuestro sincero arrepentimiento y acudiendo al Sacramento de la Confesión, cualquier pecado mortal se nos perdonará. Así es Dios de bueno.
Pero hay una enfermedad que puede ser crónica para el alma, que es el pecado venial, aquellas pequeñas ofensas a Dios que todos cometemos por defecto o por debilidad. Hay que temerle también mucho, no por ser pequeño no pudiera llegar a ser importante.
El pecado venial enfría el alma, la predispone para el pecado mortal, y esto es enseñanza de la Iglesia, hay que luchar por ir desterrando de nuestra vida esos detalles en los que vemos claramente que debemos mejorar. Pereza, envidias, rencores, críticas, egoísmos, soberbia, etc. Cada uno nos conocemos.
Ir al confesionario, con nuestros hijos, es muy recomendable, que ellos vean a su padre o a su madre, arrodillarse y arrepentirse de sus pecados les dará una enseñanza que quedará grabada en sus corazones para siempre.
Karol Wojtyla, cuenta que frecuentemente se encontraba a su padre, arrodillado rezando el rosario. Y comenta que su fe y piedad se arraigaron con estas imágenes.
¿Somos para nuestros hijos o para otros un ejemplo de humildad, al mostrar nuestra lucha por mejorar, al pedir perdón a Dios o a cualquiera que hayamos ofendido?, ¿frecuentamos la confesión, sin miedos, sin vergüenza?
Por otra parte la salud del cuerpo hay que procurarla, Dios nos pide que cuidemos nuestro cuerpo porque es morada de nuestra alma, creada a su imagen y semejanza.
Pero cuando la enfermedad o el sufrimiento llegan, porque son una realidad en la vida, hemos de saber que también esto nos puede acercar a Dios. Cuando sufrimos con paciencia y amor ofreciéndolo por diferentes intenciones, nos asemejamos a Cristo en la Cruz.
“Sufrir o ayudar a sufrir a otro con la seguridad de que Dios no olvida ninguna lágrima, sino que, al contrario, las recoge todas y las escribe en su libro. Saber rezar porque la oración dispone al alma a aceptar el sufrimiento, y el sufrimiento aceptado con docilidad ayuda a comprender el sufrimiento de otros” Juan Pablo II Alocución a un grupo de Siervos del Sufrimiento, 2 de diciembre 2004.
La Santísima Virgen, salud de los enfermos y refugio de los pecadores, nos alcanzará la gracia de desear con todas nuestras fuerzas no volver a ofender a Dios, ni en cosas pequeñas y a vivir las enfermedades o el sufrimiento por amor a Dios.
ORACIÓN PARA PEDIR LA SALUD DE LOS ENFERMOS
¡Oh amabilísima Virgen de Lourdes, Madre de Dios y Madre nuestra! Llenos de aflicción y con lágrimas fluyendo de los ojos, acudimos en las horas amargas de la enfermedad a vuestro maternal corazón, para pediros que derraméis a manos llenas el tesoro de vuestras misericordias sobre nosotros.
Indignos somos por nuestros pecados de que nos escuchéis: pero acordaos, os diré con vuestro siervo San Bernardo, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a Vos haya sido abandonado de Vos.¡Madre tierna! ¡Madre bondadosa! ¡Madre dulcísima! Ya que Dios obra por vuestra mano curaciones sin cuento en la Gruta prodigiosa de Lourdes, sanando tantas víctimas del dolor, guardad también una mirada de bendición para nuestro pobre enfermo… Alcanzadle de vuestro Divino Hijo Jesucristo la deseada salud, si ha de ser para mayor gloria de Dios. Pero mucho más alcanzadnos a todos el perdón de nuestros pecados, paciencia y resignación en los sufrimientos y sobre todo un amor grande y eterno a nuestro Dios prisionero por nosotros en el Sagrario. Amén.
Virgen de Lourdes, rogad por nosotros.
Consuelo de los afligidos, rogad por nosotros.
Salud de los enfermos, rogad por nosotros.
Rezar 3 Aves Marías.
¡Todo por amor a Cristo y a su Iglesia!
Que hermoso post!! y que forma de explicar la historia!, me orienta bastante ya que en casa tenemos el problema de que mis suegros ven todo como "fabricado" para sacar dinero a los incautos y por tanto no merece respeto, por ejemplo el sabado pasado visitamos un templo franciscano, mi pollito iba comiendo y le pedi que se apurara para entrar, mi suegro rezongo diciendo que "que tenia?" y obviamente me hice la que no lo escucho... pero entrar a una Iglesia es entrar a la Casa de Dios y es cosa de respeto...vieras que trabajo me esta costando evitar que metan sus comentarios, mas que nada mi suegro...y eso confunde mucho ami niño... pero tus post me dan animo y fuerzas...Dios te Bendiga.
ResponderBorrar... y ojala nos veamos en mayo!!!
¡Mucho ánimo Yayis! Ofrece estos momentos a Dios. Ojalá te conozca pronto!!!
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