Increíble que ya llegó a su fin el Año Sacerdotal, me hubiera gustado tener más tiempo para seguir meditando en este gran sacramento. El otro día, uno de mis hijos me preguntó si sabía qué celebraríamos después...a lo que otro de ellos dijo: "¿El Año de las Vocaciones?"...la verdad a todos nos gustó esa idea, pero les comenté que es el Papa el que decide qué se celebra...¡no se tú, pero nosotros ya queremos saber cuál será el tema para este próximo año!!!
En cuanto a nuestro banderín que usamos para la Celebración del Año Sacerdotal en familia, así nos quedó:
Le damos gracias a Dios por la oportunidad de aprender más sobre su Iglesia, el Papa, nuestro Obispo, nuestro sacerdote, la Misa, los objetos litúrgicos, etc.
Aunque el Año Sacerdotal ha terminado, decidí hacer un lapbook (está en proceso) con un resumen de todo lo que hicimos durante este año, porque ahora más que nunca, necesitamos revalorar y apreciar el Orden Sacerdotal... como dice San Juan María Vianney: "Después de Dios, el sacerdote lo es todo".
Termino, con una carta dedicada a los sacedotes para esta clausura:
ROMA.- 9/11 junio 2010
Es el punto de llegada de un largo camino de reflexión, de plegarias, de intenciones y buenos propósitos, que compromete a todos los sacerdotes del mundo. Es un camino para todos, porque todos estamos llamados a la santidad por ser discípulos de Jesús.El ENCUENTRO INTERNACIONAL DE SACERDOTES también abre sus brazos a los seminaristas, a los diáconos, a las religiosas y a todos los fieles, que tiene la intención de sostener la misión de sus sacerdotes con la oración, el sacrificio y la atenta colaboración.
A los seminaristas: “Para ser ministros al servicio del Evangelio es ciertamente útil y necesario el estudio, con una esmerada y permanente formación teológica y pastoral, pero más necesaria aún es la "ciencia del amor", que sólo se aprende de "corazón a corazón" con Cristo. Él nos llama a partir el pan de su amor, a perdonar los pecados y a guiar al rebaño en su nombre. Precisamente por este motivo no debemos alejarnos nunca del manantial del Amor que es su Corazón traspasado en la cruz” – Homilía del Papa Benedicto XVI en ocasión de la apertura del Año Sacerdotal, 19 junio 2009.
A los diáconos permanentes: “A vosotros (…) Diáconos Permanentes. Todo esto nos llena de inmensa alegría. La Iglesia os da las gracias y, a su vez, reconoce vuestra entrega y vuestro trabajo ministerial. Al mismo tiempo quiere daros un gran coraje para que caminéis por la vía de la santidad personal, para que viváis una intensa vida de oración y de espiritualidad diaconal. A vosotros se puede también aplicar aquello que el Papa ha dicho a los Sacerdotes en ocasión del Año Sacerdotal: “favorecer aquella tensión de los Sacerdotes hacia la perfección espiritual de la que, sobre todo, depende la eficacia del ministerio” – Congregación para el Clero. Carta a los diáconos, 10 de agosto 2009.
A las religiosas: “A lo largo de los siglos nunca han faltado hombres y mujeres que, dóciles a la llamada del Padre y a la moción del Espíritu, han elegido este camino de especial seguimiento de Cristo, para dedicarse a El con corazón « indiviso » (cfr. 1 Co 7, 34). También ellos, como los Apóstoles, han dejado todo para estar con El y ponerse, como El, al servicio de Dios y de los hermanos. De este modo han contribuido a manifestar el misterio y la misión de la Iglesia con los múltiples carismas de vida espiritual y apostólica que les distribuía el Espíritu Santo, y por ello han cooperado también a renovar la sociedad” De la “Introducción” de la Exhortación Apostólica sobre la Vida Consagrada.
A los laicos comprometidos en sostener a los sacerdotes en sus comunidades parroquiales: “Con sus fieles y con sus ministros la Iglesia es sobre la tierra la comunidad sacerdotal estructurada orgánicamente como Cuerpo de Cristo, para desempeñar eficazmente, unida a su Cabeza, su misión histórica de salvación. Así nos lo enseña san Pablo: "Vosotros sois el cuerpo de Cristo y sus miembros, cada uno en la parte que le corresponde" (1 Co 12, 27). En efecto, los miembros no tienen todos la misma función: esto es lo que constituye la belleza y la vida del cuerpo (cf. 1 Co 12, 14-17). Es en la diversidad esencial entre sacerdocio ministerial y sacerdocio común donde se entiende la identidad específica de los fieles ordenados y laicos”. Discurso del Papa Benedicto XVI a los Obispos de la Conferencia episcopal del Brasil, 17 de septiembre 2009.
Tomado del sitio "Encuentro Internacional de Sacerdotes"
¡Digámos sí a Cristo, sí al Papa, sí a la Iglesia y sí a María!
¡Todo por amor a Cristo y a su Iglesia!
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