+ AMDG +
Este es un texto que puedes leer a tus hijos sobre San Martín. Está hecho especialmente pensando en ello (Basado en la biografía publicada en la Aplicación de Laudate):
San Martín nació hace mucho tiempo, alrededor del año 316, en lo que hoy es Hungría. Su papá era un soldado romano y sus padres no eran cristianos, pero desde pequeño Martín sintió en su corazón el deseo de seguir a Jesús.
Cuando tenía 15 años entró al ejército, pero aunque era soldado, siempre fue muy amable y generoso. Un día, en pleno invierno, vio a un pobre temblando de frío. No tenía dinero, así que cortó su capa militar en dos y le dio la mitad. Esa noche soñó que veía a Jesús vestido con esa misma capa. Desde entonces, todos entendieron que Martín veía a Cristo en los demás. Este es el evento más conocido de su vida y lo que ha inspirado a muchas almas.
Después, ya no quiso pelear en las guerras, porque decía que su fe no le permitía hacerlo. Lo metieron preso, pero antes de que comenzara la batalla, los enemigos pidieron la paz, y Martín fue liberado.
Más adelante se hizo monje y empezó a enseñar el Evangelio por toda Francia. Destruyó templos paganos, construyó iglesias y ayudó a muchas personas a conocer a Dios.
Un día lo eligieron obispo de Tours, aunque él no quería porque se sentía muy humilde. Aun siendo obispo, siguió viviendo como un monje sencillo, rezando, ayudando a los pobres y defendiendo a los más débiles.
Murió el 8 de noviembre del año 397, y pidió ser enterrado en el cementerio de los pobres. Por su bondad y su fe, la gente lo recuerda como San Martín el Misericordioso.
Algunas imagenes de dominio público que puedes usar;
Saint Martin parte su capa. François Joseph Thomas De Backer, 1842
Este es un sitio que promueve la vida y testimonio de San Martín de Torres. Ahpi puedes ver su tumba:
https://saint-martindetours.com/
Martín sabía con mucha anticipación el momento de su muerte y les dijo a sus hermanos que ya estaba cerca. Entretanto, se vio obligado a visitar la parroquia de Candes, donde los sacerdotes estaban peleando entre sí, y quiso reconciliarlos.
Aunque sabía que le quedaban pocos días en la tierra, no se negó a emprender el viaje, pues pensaba que terminaría bien su vida si lograba devolver la paz a la Iglesia.
Pasó algún tiempo en Candes, o más bien en su iglesia, donde se hospedó. Una vez restaurada la paz, se disponía a regresar a su monasterio cuando de pronto comenzó a perder fuerzas. Llamó a sus hermanos y les dijo que estaba muriendo. Todos los que lo oyeron se llenaron de tristeza y le suplicaron con lágrimas:
“Padre, ¿por qué nos dejas? ¿Quién cuidará de nosotros cuando te hayas ido? Lobos salvajes atacarán a tu rebaño, ¿y quién nos defenderá cuando el pastor haya caído? Sabemos que deseas estar con Cristo, pero tu recompensa está segura y no será menor por esperarte un poco más. Ten compasión de nosotros y no nos abandones todavía.”
Entonces Martín rompió en llanto, pues era un hombre en quien siempre se reflejaba la compasión del Señor. Volviéndose hacia Dios, respondió a las súplicas de sus hermanos:
“Señor, si tu pueblo aún me necesita, estoy dispuesto a seguir trabajando; que se haga tu voluntad.”
Era un hombre imposible de describir con palabras. Ni la muerte podía vencerlo ni el cansancio abatirlo. No tenía preferencia alguna: no temía morir, pero tampoco rehusaba seguir viviendo. Con los ojos y las manos levantados al cielo, no cesaba de orar con un espíritu invencible.
Cuando algunos sacerdotes que estaban junto a su lecho le sugirieron que se recostara de lado para aliviar su cuerpo, él respondió:
“Déjenme, hermanos, mirar hacia el cielo y no hacia la tierra, para que mi espíritu encuentre bien el camino cuando llegue la hora de partir hacia el Señor.”
— De una carta de Sulpicio Severo
¡Celebra en familia a San Martín!
Todo por amor a Cristo y a su Iglesia,
Xhonané

No hay comentarios.:
Publicar un comentario